Tschuangtsé
Tschuangtsé fue a Ch'u y vio un cráneo vacío, con su contorno seco y vacío. Lo golpeó con un látigo y le preguntó: "¿Has llegado a esto porque amabas los placeres y vivías desordenadamente? ¿Eras un fugitivo que huía de la ley? ¿Hiciste algo malo que avergonzara a tus padres y tu familia? ¿O padeciste hambre hasta morir? ¿O llegaste a la ancianidad y moriste de una muerte natural?"
Después de decir así, Tschuangtsé tomó el cráneo y durmió con él como almohada. . .
Cuando murió la esposa de Tschuangtsé, Hueítsé fue a expresar sus condolencias, pero encontró a Tschuangtsé
sentado en el suelo y cantando una canción, cuyo ritmo marcaba golpeando un cuenco de barro.
"¡Qué! Esta mujer ha vivido contigo y te ha dado hijos. Por lo menos, no debieras abstenerse de llorar cuando muere su anciano cuerpo.
¿No es demasiado, acaso, que golpees ese cuenco y cantes?"
Tschuangtsé respondió: "Estás en error. Cuando murió, no pude dejar de sentirme triste y emocionado, pero reflexioné que en un comienzo 'ella no tuvo vida, y no solamente vida, que tampoco tuvo forma corpórea; y no solamente forma corpórea, que tampoco tuvo espíritu. Tomada por esta afluencia siempre cambiante de las cosas, llegó a ser espíritu, el espíritu se^ —o cuerpo, y el cuerpo tuvo vida. Ahora ha cambiado otra vez y ha muerto, y al hacerlo se ha sumado a la eterna procesión de primavera, verano, otoño e invierno. ¿Por qué he de hacer yo tanto ruido, y llorar, y lamentarme por ella, cuando su cuerpo está allí quieto, en la casa grande? Eso sería no poder comprender el curso de las cosas. Por eso es que dejé de llorar."
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